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La Huaca Cao Viejo, ubicada en el complejo arqueológico El Brujo en Magdalena de Cao, en La Libertad, es uno de los temp ...
La cultura mochica ha sorprendido por sus prácticas funerarias complejas. Entre los descubrimientos más destacados está ...
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Por Rubén Buitron Picharde
Fundación Wiese | Complejo Arqueológico El Brujo
Como es sabido, mucho antes de la existencia de los Incas, en los distintos rincones del territorio andino florecieron múltiples culturas que destacaron notablemente en su nivel de organización, complejidad y actividad económica.
Un claro ejemplo de esto fue la cultura Lambayeque, sociedad que se desarrolló en la costa norperuana entre 900 y 1350 d. C. Las actividades económicas donde tuvieron mayor notoriedad fueron la orfebrería, lapidaria, cerámica y la agricultura de irrigación intensiva; sin embargo, son conocidos principalmente por su cuchillo ceremonial: El Tumi (figura 1).
Figura 1. Cuchillo ceremonial “Tumi”. Fuente: The Metropolitan Museum of Art.
Actualmente, entre los investigadores, existe un debate en torno a la terminología de esta cultura. Por un lado, se encuentra el término “Lambayeque”, acuñado por Rafael Larco (1948), y el de “Sicán”, sostenido por Izumi Shimada (Shimada, 1995, 2014), siendo el primero el más difundido.
Es importante señalar que esta disyuntiva no solo es terminológica, sino que involucra aspectos fundacionales, cronológicos y sobre todo depende mucho del área donde se realizan los estudios (centro-periferia).
Para cuestiones prácticas, usaremos el término “Lambayeque” para referirnos al conjunto de expresiones culturales que iniciaron en el periodo Transicional (800-900 d.C.) (Rucabado & Castillo, 2003) y perduraron hasta la expansión del imperio Chimú en los valles norteños, allá por el 1375 d. C.
La cultura Lambayeque se desarrolló en gran parte de la costa norte, desde el Alto Piura hasta el valle de Chicama, La Libertad. Sin embargo, su núcleo político y económico se encontraba en los valles de La Leche y Lambayeque, específicamente en lo que actualmente es el complejo arqueológico Sicán en el Bosque de Pómac (valle medio del río La Leche), Túcume (valle bajo del río La Leche) y El complejo arqueológico Chotuna-Chornancap (a 9 kilómetros de la ciudad de Chiclayo).
Se trata de grandes complejos que contaban hasta con 30 edificios monumentales, elaborados principalmente con adobes. Otros complejos Lambayeque, fuera del núcleo de influencia, se encontraban Úcupe (valle bajo del río Zaña), Pacatnamú (valle bajo del río Jequetepeque) y el Grupo Rosario (valle bajo del río Chicama) (figura 2).
En todos estos valles aún existe una cantidad importante de sitios de época Lambayeque, pero debido a la agroindustria y el urbanismo, se han visto severamente afectados, reduciéndose a su mínima expresión.
Figura 2. Foto aérea del Grupo Rosario. Fuente: Kosok, 1965:109.
Ahora bien, todos estos asentamientos no fueron coetáneos necesariamente, con base en la presencia de estilos culturales y fechados radiaocarbónicos. Izumi Shimada (1995) identifica tres épocas bien definidas:
- Sicán Temprano (800-900 d.C.): Época que devela la decadencia del viejo orden Mochica y la confluencia de diversos estilos culturales, principalmente el Huari. Época de mucha interacción donde aún no se evidencia la hegemonía de un solo estilo cultural.
Se da la aparición de un tipo de botella globular con la representación de un rostro con rasgos ornitomorfos con ojos alargados o alados. Según Shimada, esta botella sería el antecedente directo del célebre “Huaco Rey”, que más adelante se volvería en un artefacto de mayor consumo en la élite Lambayeque.
Buena parte de las evidencias, para esta época, proviene principalmente de cementerios (Franco et al., 2007; Prieto, 2014). Se tienen escasas edificaciones para poder inferir un patrón arquitectónico. Una de las pocas evidencias arquitectónicas; claramente vinculadas a esta época, son las edificaciones adyacentes al cementerio Transicional de San José de Moro (Prieto, 2014).
- Sicán Medio (900-1100 d.C.): Se evidencia un notable desarrollo económico y cultural que tiene como centro principal el sitio de Sicán. Se evidencian altos niveles de especialización de las actividades productivas partiendo de la agricultura y la construcción de extensos canales de irrigación.
Según Wester (2018), los Lambayeque implementaron una serie proyectos de irrigación a nivel inter valle, como por ejemplo los canales de Taymi, Inalche, Cucureque, entre otros. En el caso del valle de Chicama, destaca el gran Sistema de Canales de Ascope (figura 3), que irrigaba las Pampas de Mocán.
Figura 3. Vista de un segmento del Sistema de Canal de Ascope. Foto: Rubén Buitron.
La ampliación de la frontera agrícola a gran escala permitió desarrollar otras actividades económicas como la minería, orfebrería, textilería, la arquitectura monumental y el intercambio a grandes distancias. En metalurgia, en lugares como Sicán se han identificado grandes fundiciones donde se producía cobre-arsenical.
Este gran avance permitía que el metal tuviera mejor ductilidad y resistencia durante el proceso de trabajo de orfebrería. La posesión de este tipo de artefactos se convirtió en sinónimo de prestigio, tal como lo demuestra la presencia de tumbas de élite en Huaca Loro, que contaban con abundantes puntas de lanza, elaboradas en aleación metálica, que en total podían pesar entre 250 a 500 kg (Bezur, 2014).
Las edificaciones, en esta época, compartían algunos componentes arquitectónicos. El edificio principal estaba compuesto por una pirámide trunca, elaborada a partir de la superposición de una serie de plataformas. En su cima, se construían recintos bellamente decorados con las deidades vigentes.
Para acceder a esta pirámide se contaba con larga rampa, que por lo general eran rectas, aunque hay casos que iban en zigzag, como por ejemplo en Huaca Loro (Shimada, 1995). Estos componentes arquitectónicos solían circunscribirse en una gran plaza rectangular amurallada. Sin embargo, el mayor indicador a nivel constructivo es el uso de adobes plano-convexos y convexos, usados tanto en los centros políticos como en sus asentamientos periféricos (figura 4).
Figura 4. Seriación de adobes en Batán Grande (Shimada, 1995) y en el valle de Chicama (Gálvez & Castañeda, 2014).
Para lograr niveles de cohesión y centralización de la producción se establecieron consensos ideológicos que permitieron el fortalecimiento de la élite. Una de estas convenciones fue el discurso fundacional vinculado al ser representado en el “Huaco Rey” (figura 5).
Se trata de una botella cerámica negra (elaborada en hornos reductores) de cuerpo globular, asa estribo o puente, con la representación de un personaje mítico con ojos “alados”, flanqueado generalmente por personajes nadadores o voladores.
Figura 5. Huaco Rey recuperado del entierro 23-1992 del cementerio Lambayeque en Huaca Cao Viejo.
El desarrollo de una base productiva sólida, el establecimiento de infraestructura para la administración de los recursos y la constitución de un sistema compartido de creencias promovió el desarrollo de una sociedad clasista. Esto último se puede evidenciar en las fastuosas tumbas descubiertas en Huaca Loro (figura 6).
Figura 6. Entierro de élite en Huaca Loro en zona arqueológica monumental de Batán Grande. Fuente: Shimada, 1995:55.
Sin embargo, alrededor de los 1100 d.C., se dieron severos cambios sociales en la capital política, lo cual interrumpió la cadena de producción de los bienes de prestigio, que sumado a la afectación de un mega niño, promovió el colapso de las élites en Batán Grande (Shimada, 2014).
- Sicán tardío (1100-1375 d.C.): Después del abandono de varios de los edificios principales de Sicán, nuevamente la élite se reconstituyó en dos grandes asentamientos, tales como el complejo arqueológico de Túcume y Chotuna-Chornancap. Esta nueva recomposición trajo consigo un severo debilitamiento de la deidad clásica Sicán y se optó por diseños abstractos y geométricos.
A pesar de ello, se evidencia un restablecimiento de las actividades productivas destinadas a abastecer nuevamente a élite de bienes de prestigio. Así lo estaría evidenciando la lujosa tumba de un personaje femenino en Chornancap (Wester, 2018).
La presencia Lambayeque no se restringió a los valles norteños, sino que su influencia llegó a zonas australes como Pachacamac (Segura & Shimada, 2014); mientras que por el norte se tiene evidencias en el Alto Piura, aunque por la presencia de los bienes exóticos (Spondylus prínceps y Conus fergusoni) reportados en las tumbas, se cree pudieron llegar hasta el norte del ecuador. Es muy probable que el dominio de esta red comercial de larga distancia haya promovido su conquista por parte del imperio Chimú para los 1375 d.C.
Como señalamos líneas arriba, la ocupación Lambayeque tuvo su límite sureño en el valle de Chicama. Después del abandono de los asentamientos mochica en El Brujo, se da una reconfiguración del poder en el valle y genera la construcción de nuevas edificaciones con características propias.
Uno de los centros post mochicas más destacados fue el Grupo Rosario, complejo que agrupa las huacas El Salitral, Ongollape, La Leche y Rosario. A pesar de que a la fecha no han sido excavadas sistemáticamente, el uso principal de adobes planos-convexos y fragmentos cerámicos de superficie sugiere que corresponden a la época Lambayeque (Gálvez & Castañeda, 2014).
Entre otros sitios monumentales se encuentran Complejo Tres Huaca, Huaca Cucurripe, Mocollope, Licapa, Huaca Colorada y Complejo La Laguna. Destaca la presencia el Sistema de Canales de Ascope, que según fechados radiocarbónicos (Huckleberry et al., 2018) fue construido para estas épocas.
Representa un proyecto de gran escala que tuvo como finalidad irrigar extensas pampas al noreste del valle. A nivel arquitectónico, la mayoría de los edificios corresponde a pirámides truncas con rampas de acceso; algunas como Huaca Colorada, se encuentran circunscritas a una gran plaza rectangular amurallada. Existe gran probabilidad de que el resto de los edificios hayan contado con plazas, pero que fueron borradas por el monocultivo de caña de azúcar que impera en el valle.
Pero como señalamos, la mayoría de estos sitios no han sido excavados; motivo por el cual las evidencias de la época Lambayeque más claras se encuentran en el cementerio que cubría el frontis norte de la Huaca Cao Viejo en el CAEB.
Este cementerio estaba compuesto por alrededor de 400 entierros (Mujica, 2007). La gran mayoría de los entierros eran individuales, a excepción de pocos casos. En el interior, la mayoría de los individuos se encontraban flexionados y enfardados mediante técnicas estandarizadas que buscaban darle atributos humanos al fardo (figura 7).
Los objetos que acompañaban al fardo eran recipientes elaborados en mate, cabezas y patas de camélidos, platos de estilo Cajamarca costeño, pequeñas ollas con decoración impresa y el célebre Huaco Rey.
Figura 7. Componentes regulares de un entierro Lambayeque procedente de la Huaca Cao Viejo.
Como hemos podido repasar, la cultura Lambayeque representa una época de reorganización de las sociedades norteñas posterior a los mochicas. Logran establecer una identidad cultural propia que impulsó el desarrollo de algunas actividades productivas a escalas nunca vistas.
Si bien son conocidos por sus bellos trabajos de orfebrería, es necesario conocer también sus avances en hidráulica, agricultura intensiva y el manejo mesurado del medio ambiente; conocimiento que son bastante útiles en nuestros tiempos (Goldstein, 2014).
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